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El lenguaje de la pérdida

El arte de Doris Salcedo

Publicado: 2015-03-25

Un gran cartel en una de las avenidas que conducen al centro de Chicago pregunta "¿Tiene un idioma la pérdida?" El cartel anuncia la retrospectiva de Doris Salcedo en el MCA, el museo de arte contemporáneo de Chicago. La pregunta adelanta el tema que ha guiado la obra de Salcedo durante treinta años: la búsqueda de formas que permitan contemplar el duelo, en particular el duelo de aquellas pérdidas que la sociedad prefiere ignorar.

Disremembered (2014), Doris Salcedo.
Foto: Margarita Saona

Doris Salcedo, artista colombiana que marcó la escena de la escultura social desde los años noventa, empezó tempranamente a interrogar en su obra la relación entre el arte y el reconocimiento del dolor ajeno. Sus piezas combinan la densidad conceptual y el virtuosismo técnico. Una de las salas alberga una selección de las lecturas que inspiran su obra, una especie de bibliografía para las invisibles notas a pie de página de estos objetos que con frecuencia no tienen referente más claro que la desazón que dejan en sus espectadores: Jacques Derrida, Jean Luc Nancy, Emmanuel Levinas, la poesía de Paul Celan, la de Juan Gelman, obras en que se interroga y se urge nuestra capacidad de reconocer al prójimo. Al presentar su obra al público de Chicago Salcedo empezó paradójicamente apelando a Kierkegaard para decir que el arte no trata del conocimiento, sino del descubrimiento de aquello que el pensamiento no puede pensar. Como espectadora me esfuerzo en dilucidar cuánto del efecto que tiene en mí su obra viene de la pura experiencia física de enfrentarme a sus piezas y cuánto tiene que ver con el contexto que nos presenta y la filosofía que la informa.

Sin título (1989-1990), Doris Salcedo. Foto: Margarita Saona

Las distintas muestras de Salcedo que el MCA recoge en esta retrospectiva están asociadas a eventos que han dejado huellas de violencia en poblaciones específicas: matanzas de trabajadores de compañías bananeras en Colombia y en Honduras, el reclutamiento de jóvenes sicarios entre los niños pobres de Medellín, los muchachos muertos por rencillas pandilleras en Los Angeles, el ensañamiento contra las mujeres en situaciones de violencia, los huérfanos que fueron testigos de la muerte de sus padres. Y, sin embargo, Salcedo evita cualquier referencia directa a esos hecho. Su arte consiste en trabajar la materia, en trabajar materiales casi siempre discordantes -la madera, el metal, el pelo, la tela de una blusa, el pellejo, diminutos muñequitos de plástico, miles de pétalos de rosa- de manera obsesivamente detallista hasta conseguir en efecto perturbador. 

La casa viuda (1992-1995), Doris Salcedo . Foto: Margarita Saona.

Unland (1995-1998), Doris Salcedo.
Foto: Margarita Saona.

Salcedo declara que el tema central de su trabajo es el luto. Para Salcedo la muerte crea una ausencia que debe ser honrada por los vivos. El hecho de que las muertes violentas son, por el contrario, por lo general estigmatizadas e ignoradas anima gran parte de su obra: los rituales funerarios que le devuelven la dignidad al ser humano suelen estar ausentes en contextos de violencia. Salcedo entiende su obra como una manera de hacer públicamente ese duelo.

En la mayoría de los trabajos de Salcedo vemos una ruptura del orden de los objetos familiares, una violación de su naturaleza, una yuxtaposición discordante. Plegaria muda acumula mesas que podrían ser las de un salón de clase pero que tienen también las dimensiones de un féretro. Una mesa sostiene tierra y sobre la tierra otra mesa invertida por la que emerge el pasto sembrado entre ambas. El efecto resultante es el de un singular camposanto en el que Salcedo rinde homenaje a jóvenes muertos por pandilleros y a otros jóvenes cuyos cuerpos acabaron en fosas comunes. Atrabiliarios recoge zapatos de mujer en extrañas urnas cubiertas por pergamino translúcido cosido con puntadas quirúrgicas a la pared. En una extensa colección Sin título muebles inútiles combinados en formas imposibles con concreto, metal, telas, pareciera traer a un espacio que debería ser doméstico el efecto de una tumba sin acabados.

Atrabiliarios (1992-2004), Doris Salcedo.
Foto: Margarita Saona

Ante las muertes a destiempo, resultantes de la violencia social, ante la ausencia del contexto social que permitiría honrar la memoria de los muertos, Salcedo nos enfrenta a estos objetos que en su violación de las formas esperadas de la cotidianidad nos fuerzan a ver aquello que el pensamiento no puede pensar. Para una excelente selección de la muestra visite la página del MCA, Museum of Contemporary Art, Chicago, y más específicamente la selección de fotografías de la obra de Doris Salcedo.

A flor de piel (2014), Doris Salcedo.
Foto: Margarita Saona


Escrito por

Margarita Saona

Enseño literatura latinoamericana y estudios culturales en la Universidad de Illinois en Chicago.


Publicado en

Los medios de la memoria

Un espacio para pensar acerca de qué y cómo recordamos.